Este video no es sobre precios. Es sobre identidad. Y sobre la parte de ti que ya no está dispuesta a cobrar menos para gustar más.

Esta es tu guía rápida para empezar a cobrar lo que realmente vale tu trabajo. El primer paso es reconocer tu impacto con claridad: no digas “ayudo a mujeres”, di que tus clientas duplicaron sus ingresos, dejaron de bajar precios por inseguridad y hoy sienten seguridad al hablar de sus tarifas. Eso es lo que vendes: transformación, no tiempo. El segundo paso es practicar a diario cómo dices tu precio: mírate al espejo, dilo en voz alta, sin justificarte ni encogerte. Di tu tarifa con la certeza de quien sabe lo que vale. Y el tercer paso es elegir una frase ancla que te sostenga cuando la herida quiera sabotearte. Puede ser: “Mi precio no se explica. Se respeta”, “Cobro por el cambio que genero”, o “Estoy disponible para clientas que valoran lo que entrego”. Escríbela, repítela, y úsala como tu ancla cada vez que dudes de tu valor.